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Comprar barato


"¿Eso se lo lleva? Deme que se lo separo", y sin siquiera poder pensarlo, el vendedor te arrebató la prenda que tenías en las manos. Por un momento estás indeciso de si deberías llevarlo o no, pero finalmente, cedes. Seguís revolviendo en los percheros en busca de algo que te podría llegar a entrar. La mayoría de la ropa tiene talle único. Apenas sacas otra prenda, el vendedor nuevamente repite la misma escena. Y cuando vas a pagar, todavía medio desconcertado de cuánto te costaran las cuatro prendas, te dicen el precio. Se te abre la boca. No lo podes creer. $290 en total.

Ríos de autos, montañas de gente y un sol agotador es el paisaje en la calle más famosa del barrio porteño de Flores. La Avenida Avellaneda cuenta con 2.000 comercios, tanto en la Avenida principal como en sus laterales. Por otro lado, los puestos ambulantes en su conjunto son alrededor de mil más, conformando el 33% de los manteros en la Ciudad de Buenos Aires. Un horizonte similar es el de Once. Son dos mundos de posibilidades para comprar barato y vestir bien.

Para los madrugadores, a las ocho de la mañana los locales abren sus puertas y esperan ansiosos la jornada que los espera. Para ellos, Navidad es todo el año. Y para los clientes, es Black Friday todos los días. Siempre las calles se encuentran atiborradas de gente excitada al ver los precios. Miles de personas arrastran tras de sí un carrito de compras que planean llenar al final del día, cuando el sol comience a descender, a ocultarse entre los edificios y el reloj marque ya las seis de la tarde.

Eso sí, esa historia son los días hábiles. Los sábados es un tema aparte. Es el único día de la semana en el cuál se puede comprar como minorista. De igual manera, llegar a las cuatro prendas para ser considerado mayorista, un día de semana, no es muy difícil tampoco. Con un horario más acortado, a las dos de la tarde la última compra posible es al vendedor ambulante de choripanes.

Se puede ahorrar hasta en un 90%, comparándolo con una marca reconocida de la Argentina. Una remera estampada de mujer se puede conseguir por $40 o hasta $100. Un vestido, entre los $60 y $120. Zapatos, en los locales, $450, pero con los manteros se pueden encontrar los mismos a $300. Las posibilidades de conseguir cualquier cosa por una cantidad razonable de plata, reprime el recuerdo de que en la Argentina la inflación consumió todo y los gastos en los comercios de Avenida Santa Fe son un lujo ocasional. Ni mencionar las compras en el shopping Alto Palermo.

En estas fechas, donde las marcas comienzan el lanzamiento de la nueva temporada y en donde los días de calor empiezan a estar presentes y le recuerdan a uno que en un suspiro llega el verano, es bueno saber dónde comprar y administrar el dinero de la mejor manera posible, sin perder ese mimo que es el comprar una nueva prenda que nos guste.

Camila, una joven de 19 años, desfila en hilera por la acera de la Avenida Avellaneda. Acompañada de tres amigas, se sienten las gurú de las compras, una de esas modelos de la televisión que va al shopping y lleva consigo diez bolsas en cada mano. La única diferencia es que ellas no tienen bolsas de marcas, sino unas negras, de residuos, repletas hasta el tope con su nuevo placard. Son compradoras frecuentes de Flores, asisten dos veces al año para renovarse con la temporada de lo que se viene.

"Te ahorras un montón. Lo que gasté hoy en comprarme de todo, en al Alto Palermo me lo cobran por mirar los locales. Es una locura. Encima hay cosas buenísimas. Hay que tener ojo, pero generalmente lo que compro es de buena calidad. En realidad, es el mismo taller que después le hace los zapatos a Sofía de Grecia, pero ahí lo que garpa es la marca. Lo que sí, tenés que venir con un grupo de amigas como hicimos hoy. Ahí te rinde mucho más, porque es más fácil llegar al mínimo de prendas para que te cobre como mayorista", agrega Camila, mientras sigue su camino riendo con sus compañeras. Son las tres de la tarde. Todavía le quedan horas de compras.


10 consejos claves:

  • Efectivo. Los locales que trabajan con tarjetas son contados con una mano.

  • Llevar un monto de $2000 por persona. Te asegurará tener todo lo que necesitas e incluso más. Una persona que compra prendas varias (accesorios, zapatos y ropa) puede llegar a conseguir hasta 20 artículos.

  • Mayorista o sábados. El único día de la semana para los minoristas son los sábados. Los días hábiles se trabaja con la compra mínima de entre dos a seis prendas por local.

  • Preguntar y prestar atención a los carteles. Siempre hay que preguntar cuántas prendas es el mínimo y si pueden ser surtidas (es decir, no llevar el mismo artículo cuatro veces para convertirse en mayorista). Hay locales que, generalmente avisan en carteles, pero si no es así, preguntar si solo trabajan con comerciantes.

  • El que madruga Dios lo ayuda. Conviene ir temprano y pasar el día allí. Yendo en grupo se puede llegar a ir la tarde muy rápido. No hay noción del tiempo y se pasan las horas muy fácil.

  • Ojos bien abiertos. Con mucha gente dando vueltas y llevando tantas bolsas en las manos es muy fácil que te roben sin que te des cuenta.

  • Saber bien tu talla y arriesgarse. La mayoría de los comercios no cuentan con un probador para que los clientes se prueben la ropa. También hay mucho talle único. Es cuestión de arriesgarse y llevarse lo que uno considera que le puede llegar a ir.

  • Si te gustó, entrá. Si no, seguí. Con solo ver las vidrieras, ya sabes con qué te vas a encontrar adentro.

  • El pronóstico, clave. Antes de ir de compras, es fundamental fijarse el clima. No es una grata sorpresa llegar y que comience a llover.

  • Calidad y cantidad. Las falsificaciones suelen verse en los puestos de los manteros. Los comercios, en su mayoría, tienen su propio taller textil. Se encuentran locales de calidad y cantidad, es cuestión de buscar.

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